Una manera de ver este evangelio es verlo como refiriéndose al juicio final. Se trata de recompensas para los dos sirvientes que duplicaron las sumas que se les dieron (VV. 20 – 23) y castigo para el siervo que no hizo nada (VV. 24 – 30). Es una lección sobre el cuidado de nuestras almas y la responsabilidad que tenemos que hacer, como dice San Pablo a los Filipenses: “Trabajad nuestra salvación con miedo y temblor”. Velar por nuestras propias almas, nuestra propia salvación, exige una acción fructífera e incluso una audacia. No podemos simplemente decir que creemos en Jesús. DEBEMOS actuar con esa creencia.
Sin embargo, hay algunas personas que parecen casi paralizadas por el miedo con respecto a lo que deben hacer por Dios. Esa parece ser la condición del tercer sirviente. Pero no podemos vivir de esa manera. Jesús dice en otro lugar: “¡ no vivas con miedo, pequeño rebaño, ha complacido a tu Padre celestial darte el Reino!”
Mira, este sábado por la noche tuvimos una cena de agradecimiento para aquellos que han sido voluntarios de alguna manera para las parroquias. Sabía que no todo el mundo podría – o lo haría – llegar a las gracias de …read more

Source:: Fr. Frank Jindra’s Homily Podcasts